Este blog contiene narraciones con escenas de sexo explícito y violencia no basadas en hechos reales.
Si crees que pueden herir tu sensibilidad, por favor no continúes leyendo.
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miércoles, 10 de agosto de 2011

CAPITULO 1: ALLAIN ELRIC


Allain Elric lanzó un sonoro bostezo y las lágrimas le enrojecieron los ojos.

Se había cansado de hacer bailar la moneda de cobre sobre la mesa, buscando algo con que entretenerse. Su contacto se retrasaba enormemente, y sólo el mismísimo archidemonio sabría decir cuánto odiaba el caza recompensas tener que esperar. Era un hombre bastante detestable en muchos aspectos, pero la impuntualidad… Ah, la impuntualidad lo ponía de los nervios.

Cuando la puerta de la posada se abrió de nuevo, Allain entornó los ojos. El tipo cojo y con la cara deformada al que esperaba no se había dejado caer por allí. En cambio, la persona que se dirigió a la mesa que ocupaba Elric era una chica bastante joven. Preciosa.

La tasó de arriba a abajo casi mecánicamente mientras ella caminaba con inseguridad hacia donde él se encontraba, y no pasó por alto el hecho de que la muchacha, quien quiera que fuera, tenía unas tetas estupendas y unas caderas considerables. El día mejoraba por momentos.

-¿El señor Elric? –preguntó con una vocecilla aguda, pretendiendo aparentar seguridad pese a lo evidente de sus nervios. Qué lástima, pensó él. Estaba más guapa calladita.

-¿Qué hay del señor Donovan? –Se puso en pie por pura cortesía. Pensándolo seriamente, quizás fue más un intento de impresionarla que de mostrarse educado, pues hacía mucho tiempo que Allain había perdido todo atisbo de modales. Aun así, ella agradeció el gesto y le sonrió con afabilidad.

-Mi padre se encuentra en cama y no ha podido venir personalmente. Confío en que podamos cerrar el trato de todos modos. Le aseguro que estoy muy puesta en el tema.

Elric suspiró y su flequillo oscuro salió disparado.

¿De modo que el viejo cabrón estaba enfermo? No tenía mal aspecto el día anterior. Con total seguridad habían vuelto a tramar algo para quitarlo de en medio. Se sentó de nuevo en la silla y abrió las piernas, dejando caer el peso sobre su codo apoyado en la mesa.

-Le había imaginado más alto, la verdad. Tiene usted una fama tan temible… -La joven retiró despacio el asiento de madera de enfrente y lo ocupó con delicadeza, mirándolo furtivamente. Allain Elric nunca se había acomplejado por nada, pero si hubiera tenido que señalar alguno de sus defectos, desde luego que la altura no lo era. Su metro ochenta era una estatura bien considerada entre los humanos. Estúpidos montañeses, alguna mala madre los había parido a todos con cuerpos de semigigante. Hombres de dos metros y medio no podían ser normales.

-No te preocupes por mi estatura, podré lidiar con el trabajo de sobras –alegó, pero no dijo más. Odiaba dar explicaciones. Sencillamente, lo odiaba.

-Mi padre ha confiado en usted y eso me sobra. ¿Conoce ya todos los datos del encargo?

El muchacho se tomó algunos segundos para responder, luego habló resueltamente.

-Jace Cárdenas y su hijo, de 22 años. Será pan comido. Pero según he podido averiguar, en esa casa viven también su esposa y sus dos hijas. ¿Qué debo hacer con ellas?-

La muchacha apretó la falda de su vestido entre los dedos de la mano. Miró a otro lado, visiblemente incómoda. No le gustaba tener que hacer aquello.

-No les hagas daño si no es necesario…por favor –musitó apenas audiblemente. Allain asintió y se reclinó en la silla con aire autoritario.

-Tu padre “olvidó” decirme que el señor Cárdenas forma parte del consejo de la aldea. ¿A ti qué te parece eso?-

La joven lo miró, inquisitiva, sin comprender a qué podría referirse.

-Quiero subir el precio del trabajo.

-Pero, acordamos que…

-Yo pongo las condiciones –la atajó él.- Si no estás de acuerdo, esta misma tarde pensaba dejar el pueblo. Tengo un viaje que proseguir.-

Ella apretó los labios, sopesando las palabras del hombre, pero no dijo nada. Y Allain comprendió que ella no pondría más objeciones.

-Serán trescientas monedas en vez de doscientas. Además, quiero parte del pago por adelantado.

-Eso no es posible –se excusó ella. –Mi padre es quien tiene el dinero y pensaba pagarte después del trabajo, justo como acordasteis.

-Apáñatelas y tráeme el dinero. Vuelve a tu casa si es preciso –dijo con tono jocoso. Se sonrió en sus adentros. La aldea estaba a varias lemas montaña arriba, posiblemente la chica tardase medio día en subir y volver a bajar, y eso era un tiempo del que no disponían.

-Sabes que no puedo hacer eso.

-¿Me tomas por gilipollas? ¿Por qué debería fiarme de alguien tan arrastrado como para querer matar a un miembro del consejo público y ocupar su cargo?

-Shh, ¡por favor! –ella se ruborizó intensamente con las palabras de él e hizo un gesto con las manos para que bajase el volumen. Se la notaba visiblemente incómoda. –Si nos oyen podrían decapitarnos…

-Si no tienes dinero, tendrás que darme alguna otra cosa a cambio –resolvió sin tener en cuenta el apuro de la chica. Ella se revolvió entre sus ropas, buscando hacerse invisible. Encogió los hombros y lo miró con el rostro gacho.

-¿Qué es lo que quieres…?


Allain cerró la puerta del establo, y la claridad cegadora del sol reflejado en las nieves de las montañas se perdió casi por completo. Únicamente un pequeño haz de luz se colaba por entre los quicios de los maderos mal cortados de las paredes que no encajaban entre sí, pero les sobraba para orientarse en la oscuridad. Se desabrochó el cinturón bajo la atenta mirada de la muchacha, que se llevó las manos al pecho como si se asustara de lo que había accedido a hacer.

-Si mi padre se entera de esto…-buscaba algún tipo de consuelo en él. Una nota de complicidad o comprensión que no llegó en ningún momento.

-Arrodíllate –dijo. Y ante la indecisión de ella, le puso la mano en el hombro y en apenas un momento la joven se había postrado en el suelo. Luego las cosas fueron bastante rodadas, como solían ser.

La jodida mosquita muerta se movía tan torpemente como habría cabido esperar. Sólo por el tipo de indumentaria que usaba, era fácil adivinar que la chica debía ser virgen. Posiblemente fuera la primera vez que chupaba una polla, y como la experiencia no era su punto fuerte, Allain hizo casi todo el trabajo. Y no es que le molestara, en cierto sentido era muy excitante desvirgar a una mujer, fuera por el agujero que fuese, pero aquél día andaba caprichoso y hubiera deseado que ella moviera más la lengua. Que apretase más los labios, que succionara más profundo. No importaba, no importaba ya. Iba a correrse de todos modos.

Apretó los dedos con fuerza contra el cuero cabelludo de la joven. Ni siquiera había reparado en el hecho de que la embestía tan profundo, que ella se deshacía en arcadas. Las lágrimas le resbalaban por el rostro enrojecido mientras gemía, o sollozaba. O todo a la vez. La empujó contra la pared del establo, su cabeza dio un golpe sordo contra la madera y la chica se quejó de dolor. Pero él no hizo sino hundirse en ella aún más frenéticamente, presa de sus más bajos instintos, y gimió con fuerzas. Abrió la boca para dejar escapar un largo jadeo. Tres, cuatro. Seis.

Y a cada movimiento de sus portentosas caderas, la cabeza de la chica seguía golpeando en la pared. Más despacio, ahora, hasta que al fin cesó, y al apartarse de ella el esperma caliente se desbordó de la boca de la muchacha mientras tosía fatigada. Escupió el amargo semen en el suelo recubierto de paja, la cabeza le daba vueltas. Había sido horrible, creía que se moría. Se asfixiaba, lloraba y trataba de no ahogarse pero él no le había prestado atención. Lanzó una mirada de soslayo al hombre, que se abrochaba el pantalón tranquilamente. Luego se acomodó la camisa y se dirigió a la salida.

-Vendré a cobrar el resto esta noche, a las once.

Y se marchó dejándola sola.

Y confusa.


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By Rouge Rogue

3 comentarios:

  1. Sublime, como de costumbre. Me encanta la facilidad con la que eres capaz de hacer transportar a quien lee tus relatos al momento y circunstancias que narras. No diré que te envidio ligeramente...
    El aspecto del blog también me gusta.
    PD. ¿Un pequeño pique?

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  2. Por supuestisimo que si XD
    Piques; piques everywhere :p

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  3. O_O me he quedado flipada... como siempre, muy bien narrado, sencillamente, fenomenal, muy diferente de lo que estoy acostumbrada a leer de ti, sin embargo, tambien me ha gustado, que por cierto, me he quedado con ganas de ver como la chica le daba una hostia al tio XD

    Nana

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